Cambiando la vida a los demás

miércoles, 16 de junio de 2010

Por Tara Morales-Bermúdez Ipince y Juan Manuel Palacios

Han pasado ya más de 50 años, desde que la vida de Grimaneza Wiese Montero dio un giro completo.

El destino la bendijo con un hijo, pero éste nació diferente a los demás debido a una enfermedad que ella tuvo durante el embarazo. Rodolfo, su hijo, nació sordo y como toda madre lo único que ella buscaba era poder darle lo mejor.

A sus 17 años de edad, Dios puso en su camino la experiencia de ser madre y junto con esa experiencia el desafío de que sea un niño discapacitado. Rodolfo, el mayor de sus 5 hijos en la actualidad, nacería para traer a su vida no solo alegrías sino también un sentido enorme de responsabilidad y un sentimiento caritativo. Rodolfo, sería un niño con problemas de audición o más bien con la ausencia de la misma.

Al encontrarse frente a esta situación como madre solo pensó en las posibilidades y las formas de poder ayudar a su primer hijo a que sea una persona normal, que su desempeño en la vida y su lugar en el mundo no sea reflejo de su discapacidad. Es por eso que junto con Rodolfo Neuhaus, su primer esposo, fundó la primera escuela de educación oral para niños sordos de Lima, hoy Centro Peruano de Audición, Lenguaje y Aprendizaje (CPAL). Rodolfo creció, se casó, tuvo hijos y hoy hace una vida normal como cualquiera. Para Grimaneza la historia fue otra: dedicó los siguientes 50 años de su vida a ayudar a los demás, como ayudó a su hijo.

Si nosotros estudiamos, ¿Por qué alguien un poco diferente no puede? Ya que estamos en la década de la educación inclusiva, debemos estar mejor informados y no ser indiferentes a un problema que le puede pasar a cualquiera. Tener un hijo es una bendición, tener a un hijo con otras habilidades debe ser una bendición más grande. Los padres tendrían que duplicar sus atenciones y enseñanzas, así como tratar a sus hijos discapacitados con el mismo cariño con el que tratan a una persona no discapacitada.

Por lo tanto hace más de 50 años atrás es que comenzó la inclusión y educación oral del niño sordo en el Perú. Sin duda es un gran paso para ellos, quienes también son parte del futuro de nuestro país. Por el año 2004, la cantidad de alumnos discapacitados en las escuelas peruanas llegaba apenas a los 4000 alumnos. Hasta el año pasado (2009) se registró un sorprendente incremento en las cifras, llegando a los 30 mil alumnos que estudian en escuelas.

Aunque con problemas de audición, de habla, de lenguaje y de aprendizaje; todas son personas que pueden aprender y llevar una digna vida con éxitos y enseñanzas para los demás. Rodolfo es una clara muestra de ello.

Grimaneza sacó adelante a su hijo, quien ha tenido una vida llena de momentos duros, pero los cuales sido muy bien recompensados: ahora él sabe y maneja el inglés y tiene una gran familia conformada por su esposa y tres hijos que están contentos de tener un padre como él. Y actualmente ella es presidenta del consejo directivo y del comité ejecutivo del CPAL, institución que está perfectamente capacitada para brindar toda clase de terapias y tratamientos a los niños con problemas auditivos, y junto con esto el aprendizaje del lenguaje; así como dar charlas a los padres que estén desorientados en el proceso de crianza de hijos que tengan dificultades para aprender debido a esta discapacidad.

La iniciativa de esta mujer ha hecho que hoy personas con la misma discapacidad que Rodolfo tengan un lugar no solo en la sociedad, sino principalmente en el ámbito de la educación, pues todos los seres humanos contamos con el mismo derecho de poder educarnos. Es por eso que una educación inclusiva debe de ser fuertemente considerada en nuestro país y no solo tomar en cuenta a las personas con alguna discapacidad auditiva o en el lenguaje, sino también a muchos otros discapacitados que cuentan igualmente con este derecho fundamental.

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